Autora: Dra. Lili Ilieva, Especialista en adaptación basada en ecosistemas
La degradación de la tierra y del suelo está muy extendida, especialmente en las zonas secas y semi-secas de todo el mundo. Conduce a la degradación de los servicios de los ecosistemas porque causa agotamiento y pérdida de varias funciones del suelo, como la retención de nitrógeno, el almacenamiento de carbono, etc. Contribuye a la pérdida de biodiversidad, a la inseguridad alimentaria y de agua, a la sequía y a otros desafíos sociales y ambientales. América Latina ya está afectada por la desertificación, que cuesta entre el 8% y el 14% del producto agrícola bruto en muchos países de América Central y del Sur (IPCC, 2019). El caso de la región del Gran Chaco (parte de Argentina, Bolivia y Paraguay) ya demuestra una degradación generalizada en el último siglo (IPCC, 2019).
Los factores clave que impulsan la degradación de la tierra son bien conocidos e incluyen la deforestación, la expansión de las tierras agrícolas, la sobreexplotación de la tierra y el pastoreo excesivo. El cambio climático es también un importante factor impulsor. El Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) publicó el reporte “Climate Change and Land” (El cambio climático y la tierra), en agosto de 2019, destacando que al aumentar la presión sobre la tierra, el cambio climático agrava los riesgos existentes para los medios de subsistencia, la biodiversidad, la salud humana y de los ecosistemas, la infraestructura y los sistemas alimentarios (IPCC, 2019). Los mensajes clave para América Latina incluyen (CDKN, 2019):
Se espera que las zonas áridas sean más vulnerables a la desertificación en América Latina.
Las respuestas comunitarias y de políticas pueden combatir la degradación.
La gestión de la tierra, las cadenas de valor y los riesgos climáticos pueden aportar beneficios para la adaptación al clima, la mitigación y el desarrollo.
La inseguridad en los derechos de propiedad y la falta de acceso al crédito y a los servicios de asesoramiento agrícola obstaculizan el progreso, especialmente de las mujeres.
Las habilidades y conocimientos de las mujeres y de los grupos marginados aún no están suficientemente reconocidos.
Se necesita una gobernanza integrada para maximizar los beneficios de la tierra y el agua.
La reducción de emisiones en otros sectores es vital para aliviar la presión sobre la tierra.
Para hacer frente a los desafíos del cambio climático y reducir la presión sobre la tierra, se necesitan urgentemente soluciones innovadoras y transformadoras. La Adaptación basada en Ecosistemas (AbE) ha demostrado un gran potencial para construir paisajes resilientes a través de medidas agroforestales, de reforestación y de restauración. El informe no hace referencia explícita a la AbE, pero destaca soluciones específicas de la AbE con potencial para proporcionar beneficios de adaptación y reducir la degradación de las tierras. Las soluciones de AbE promovidas incluyen la agrosilvicultura, la conservación de los humedales costeros y las prácticas de conservación del suelo y el agua (CDKN, 2019).
Sin embargo, existen obstáculos que dificultan la adopción de tales soluciones, como la inseguridad de la tenencia de la tierra, la falta de derechos de propiedad, la falta de acceso a los mercados y a los servicios de asesoramiento agrícola, la falta de conocimientos y aptitudes técnicas, y la falta de apoyo y subsidios agrícolas (IPCC, 2019). La falta de acceso a estos servicios es especialmente problemática para las mujeres. Para resolver estos obstáculos y crear un entorno propicio para la adopción efectiva de las soluciones de la AbE, se requieren respuestas políticas ambiciosas.
CDKN, 2019. The IPCC’s Special Report on Climate Change and Land: What’s in it for Latin America?
IPCC, 2019. Climate Change and Land: An IPCC Special Report on climate change, desertification, land degradation, sustainable land management, food security, and greenhouse gas fluxes in terrestrial ecosystems